En esta semana de recordando a Roald Dahl comenzamos el segundo curso de «Para que leas…»
Su libro Cuentos en verso para niños perversos recrea varios cuentos tradicionales, así que conocer a Caperucita, a los tres cerditos, a Cenicienta, a Blancanieves, a Rizos de otro  o a los lobos y otros animales que pueblan estos relatos, es conveniente para disfrutar con más intensidad de su lectura y poder entender el juego literario que plantea Roald Dahl.
Traducir la poesía es difícil, pero la conseguida para estos Cuentos en verso, publicada ahora por loqueleo-santillana, tiene su encanto.
Miguel Azaola lo tradujo para Alfaguara adaptando algunos elementos para que fueran más cercanos a la cultura española.
No es fácil su lectura para criaturas pequeñas, que necesitarán de padres, madres, hermanos mayores, maestras, maestros, bibliotecarias… para acceder a estos textos llenos de humor e ironía.
Otro elemento para disfrutar son las ilustraciones que Quentin Blake hizo para la versión original titulada Revolting Rhymes (http://www.quentinblake.com/index.php/roald-dahl-books/revolting-rhymes-2013)
Revolting Rhymes
Resultado de imagen de cuentos en verso para niños perversos
(Imagen de www.loqueloeo.com)
Este es el inicio de CAPERUCITA Y EL LOBO
Estando una mañana haciendo el bobo
le entró un hambre espantosa al Señor Lobo,
así que, para echarse algo a la muela,
se fue corriendo a casa de la Abuela.
«¿Puedo pasar, Señora?», preguntó.
La pobre anciana, al verlo, se asustó
pensando: «¡Este me come de un bocado!».
Y, claro, no se había equivocado:
se convirtió la Abuela en alimento
en menos tiempo del que aquí te cuento.
Lo malo es que era flaca y tan huesuda
que al Lobo no le fue de gran ayuda:
«Sigo teniendo un hambre aterradora…
¡Tendré que merendarme otra señora!».
Y, al no encontrar ninguna en la nevera,
gruñó con impaciencia aquella fiera:
«¡Esperaré sentado hasta que vuelva
Caperucita Roja de la Selva!»

 

Y este el final de CENICIENTA

«¡Pídeme lo que quieras, Cenicienta,
que tus deseos corren de mi cuenta!».
«¡Hada Madrina, -suplicó la ahijada-,
no quiero ya ni príncipes ni nada
que pueda parecérseles! Ya he sido
Princesa por un día. Ahora te pido
quizá algo más difícil e infrecuente:
un compañero honrado y buena gente.
¿Podrás encontrar uno para mí,
Madrina amada? Yo lo quiero así…».
Y en menos tiempo del que aquí se cuenta
se descubrió de pronto Cenicienta
a salvo de su Príncipe y casada
con un señor que hacía mermelada.
Y, como fueron ambos muy felices,
nos dieron con el tarro en las narices.

 

Para saber más sobre esta obra es interesante el Artículo de Marcela Carranza en Imaginaria (29/6/2010)

Marcela Carranza firma también este Artículo sobre la vida y la obra del autor galés,  en marzo de 2005:

http://www.imaginaria.com.ar/15/0/dahl.htm

Imaginaria - Revista quincenal sobre literatura infantil y juvenil

El texto en Inglés se puede encontrar en la Editorial Penguin

Little Red Riding Hood and the Wolf

As soon as Wolf began to feel
That he would like a decent meal,
He went and knocked on Grandma’s door.
When Grandma opened it, she saw
The sharp white teeth, the horrid grin,
And Wolfie said, «May I come in?»
Poor Grandmamma was terrified,
«He’s going to eat me up!» she cried.

Para que leas… 31

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