Un poema… en otoño
De José Hierro. Solo unos versos, dos estrofas, que nos parecen hermosas, sugerentes, que despiertan los sentidos.
Imagen de «cervantes.es. Bibliotecas y documentación«
I. Teoría
[…]
La poesía es como el viento,
y como el fuego, o como el mar.
Hace vibrar árboles, ropas,
abrasa espigas, hojas secas,
acuna en su oleaje los objetos
que duermen en la playa.
[…]
II. Alucinación
Me acuerdo de los árboles de Dublín…
Alguien los vive y los recuerdo yo.
De los árboles caen hojas doradas
sobre el asfalto de Madrid.
Crujen bajo mis pies, sobre mis hombros,
acarician mis manos,
quisieran exprimirme el corazón.
No sé si lo consiguen…
Del Libro de las alucinaciones. José Hierro. Editorial Cátedra
Un relato
http://www.loqueleo.com/es/libro/la-maravillosa-medicina-de-jorge
Del centenario Roald Dahl: La maravillosa medicina de Jorge, con Ilustraciones de Quentin Blake. Editorial loqueleo
Es un texto irreverente, que algunas personas tacharían de políticamente incorrecto. Hay que superarlo porque estamos en un mundo mágico. Está lleno de humor, de disparates, de magia, algo que le gustaba a Roald Dahl, algo que aparece en la mayoría de sus libros, para complicar las situaciones o para resolverlas.
Las ilustraciones de Quentin Blake son el complemento ideal al disparatado texto de Roald Dahl.
Un niño encantador, Jorge; una abuela insoportable, gruñona, mandona… alejada de los tópicos sobre las abuelas; unos padres, con un apellido significativo «Locatis», raros, pero cariñosos con su hijo; los animales de la granja; y todos los potingues inimaginables que serán los ingredientes de la maravillosa medicina que el niño preparará para su abuela.
«¡Ya está!- pensó Jorge de pronto-. ¡Yupiii! Ya sé lo que voy a hacer. Le prepararé una nueva medicina, una medicina tan fuerte, tan explosiva y tan fantástica que la currará complertamente o le volará la cebeza. Le haré una medicina mágina, un medicina que ningún médico del mundo ha hecho ¡jamás» […] ´¡Será una medicina mágica!»
La medicina no sólo transformará a la abuela, también a los animales de la granja. Y todo se complica cuando el señor Locatis quiere fabricar más y más… pero Jorge ha olvidado la fórmula.