Esta leyenda francesa, ocurre en una de las ciudades fortificadas más importantes de la región Cátara. Gracias a Francisco Martín, gran recopilador de cuentos para su grupo de lectura, por compartirla.
LA ASTUTA VIEJA DE CARCASONA
Hace mucho tiempo, la ciudad francesa de Carcasona sufrió un durísimo asedio y sus habitantes no tenían nada que comer. El hambre y las enfermedades acabaron matando a mucha gente, y las pocas personas que quedaban con vida comenzaban a desesperar. El alcalde de la ciudad reunió entonces en la plaza Mayor a todos los vecinos y les habló así:
-Amigos, nuestras provisiones se han agotado. No nos queda más solución que rendirnos.
-¡No! -exclamó una anciana-. Yo tengo un plan. Si haces lo que voy a decirte, la ciudad se salvará.
El alcalde se quedó muy sorprendido por la seguridad con la que se expresaba aquella mujer y decidió que valía la pena escuchar sus propuestas.
-Traedme una vaca – pidió la vieja.
-¿Una vaca? – preguntó el alcalde -. No sabes lo que dices. No queda un animal vivo en toda la ciudad.
-Traedme una vaca – insistió la mujer.
El alcalde ordenó a sus soldados que fueran a registrar todas las casas. Por fin, en el establo de un viejo avaro encontraron una vaca muy flaca, que aquel hombre había ocultado desde que comenzó el asedio para venderla a buen precio cuando ya no hubiera nada que comer. Los soldados se apoderaron de la vaca y se la llevaron a la anciana.
-Ahora – ordenó la vieja -, traedme treinta y seis medidas de trigo.
-¿Trigo? – protestó el alcalde -. ¡Pero si no hay un solo grano en toda la población!
-Traedme el trigo – insistió ella.
Y otra vez más los soldados fueron de casa en casa para ver si reunían lo pedido. Y un puñadito aquí y otro allá, por fin pudieron reunir medio saco de trigo.
La anciana cogió el trigo y se lo dio de comer a la vaca ante el asombro del alcalde. Y en cuanto la vaca terminó de comer el trigo, la vieja llevó al animal hasta las murallas de la ciudad. Una vez allí, ordenó abrir la puerta y empujó a la vaca con todas sus fuerzas hacia el exterior.
Cuando los soldados enemigos vieron a la vaca, rápidamente la cogieron y la llevaron a su campamento.
-¿Dónde habéis encontrado esa vaca? – les preguntó su rey.
-Estaba paciendo junto a las murallas, a las puertas de la ciudad.
-¡Eso significa que en Carcasona hay aún animales para alimentar a la población! -exclamó perplejo el rey.
-En cambio, nosotros no tenemos carne fresca desde hace muchísimo tiempo -se lamentó un soldado.
Los soldados mataron a la vaca para comérsela y encontraron que tenía el estómago lleno de trigo.
Entonces, el rey, muy pesaroso, dijo:
-Si los habitantes de Carcasona disponen todavía de grano para alimentar a sus animales, moriremos de hambre nosotros antes que ellos. Así que levantad el campamento.
Y aquella misma noche el ejército enemigo se retiró.
Para celebrar el final del asedio, los habitantes de Carcasona llevaron a la vieja triunfalmente por las calles y cuidaron de que no le faltara de nada hasta que murió.
Leyenda francesa
Carcassone es una ciudad Patrimonio Mundial de la Humanidad
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