Comenzamos la sección La biblioteca escolar de... en el segundo trimestre del curso escolar 2016-2017 y en el nuevo año,  con un artículo especial, con un tono distinto a los publicados anteriormente. Llega desde el Centro de Educación de Personas Adultas «Isabel de Segura» de Teruel. La biblioteca de este centro pone un énfasis especial en los grupos de lectura.

Muchas gracias al centro turolense por el artículo que nos han enviado para la undécima  entrega de La biblioteca escolar de…  Reiteramos la invitación a colaborar a todos los centros educativos de Aragón. Podéis enviar vuestras crónicas a programa.biblioteca@educa.aragon.es

EN TERUEL, LEEMOS JUNTOS

El Centro de Educación Permanente de Adultos “Isabel de Segura” cuenta desde el año 2005 con varios clubes de lectura, aunque ha sido este año cuando nos hemos animado, por primera vez, a participar de la convocatoria Leer Juntos.

Cada uno de los grupos, que tienen en común estar constituidos por personas adultas, manifiesta unas claras diferencias por las características de sus integrantes. Por ejemplo, las mujeres de Villaba Baja, pequeño barrio rural de Teruel, luchan contra la despoblación desde la lectura y encuentran en el libro un perfecto antídoto para combatir la soledad. Cuando vuelven a sus casas, algunos maridos toman el relevo releyendo páginas para acortar las oscuras tardes del invierno. Allí, los libros llegan bajo el brazo desde la Biblioteca del Centro de Adultos, donde los mayores leen con Pilar. Para alguno de ellos leer un libro puede haber parecido un reto vetusto. Ahora, cuando van por su tercer libro del curso, ya piensan en qué libros reservarán para el verano, cuando vuelvan al pueblo, ¡qué poca paciencia! y, mientras tanto, envejecen mejor, lloran recuerdos y casi ni miran la tele.

También hay un grupo de gitanas que aprenden sus esencias en letras de García Lorca o Miguel Hernández; también conocen letras que cantan. Un grupo se atreve con lecturas en inglés para reforzar la competencia en esa lengua. No cabe duda que los momentos de lectura son de lo mejor que pasa en las clases de alfabetización, de competencias o de inglés.

Y en el Centro Penitenciario hay un grupo que se autodenomina “Más libros, más libres” y en la biblioteca del talego se juntan para viajar en libertad e intentan ser mejores. Algunas lecturas abren los ojos ante la violencia de género, empujan a respetar al que piensa diferente y llenan de color vidas oscuras. Un interno gestiona la biblioteca, las abigarradas estanterías contemplan unas mesas a menudo llenas de lectores. Reina un insospechado silencio y hay un acuerdo tácito por mantenerlo. Ahora es Pilar quien coordina las sesiones, pero en verano, sin escuela, no se va a paralizar la actividad.

Antes de las navidades  este grupo tuvo un invitado muy especial para compartir el descubrimiento de “El Principito”. Fueron los chicos y chicas que leen en Atadi (Agrupación Turolense de Asociaciones de Personas con Discapacidad Intelectual) y que es un aula adscrita, subvencionada por el Departamento de Educación como entidad social que realiza actividades en educación permanente. El encuentro fue de lo más enriquecedor; con anterioridad, ambos grupos, habían preparado con esmero el evento y llegó el día en que unas furgonetas con las señas de la Asociación dejaron una quincena de lectores en la puerta de la prisión, con sus nervios, sus miedos entremezclados con sonrisas y con “el principito” en sus manos, bien agarrado. Dentro, más de una veintena de reclusos ponían bonita la biblioteca, colgaron móviles tridimensionales, una constelación de planetas que pendían de hilos invisibles, colocaron una imagen del principito elaborada en cartón, como presidiendo ese mágico lugar, un enorme mural ilustraba algunas escenas reseñables del libro, lleno de color y, frente a cada silla una sorpresa; una rosa perfumada de papel y un pin en papel maché.

Una vez todos juntos hubo presentaciones y, de inmediato, cayeron todas las barreras. Frente a frente, personas distintas, todas ellas bichitos raros que, a veces son señalados con el dedo, “mira, esa chica no es normal y aquel es un chorizo, un hombre muy, muy malo” y surgió un sentimiento de empatía. Se leyeron las maravillosas frases y las sabias sentencias que nos muestra el libro y todos se descubrieron con otra mirada, porque “lo esencial es invisible a los ojos” y dentro de un discapacitado o de un preso se esconden personas únicas. Somos más parecidos de lo que creemos, se dijeron. “Para juzgar a los demás, antes hay que juzgarse a si mismo” y, a partir de ahora, quizá puedas valorar de distinta manera la discapacidad o sentir el pesar de la privación de libertad.

Durante una hora, qué rápidos pasan los segundos, amamos los libros y lo que son capaces de enseñarnos. También llegamos a algunas conclusiones, por ejemplo, que nuestro planeta es también un poco raro, como pasa en este libro (y lo dice un joven con discapacidad intelectual). Y los chicos de Atadi han prometido que volverán al Centro Penitenciario para representar ante ellos la obra de teatro que ahora están ensayando. Hubo más, al final queda la sensación de que esto sirve para algo y que un libro puede ser una buena herramienta en la resolución de conflictos y para abordar problemáticas de lo más cercanas.

En fin, un goce para los sentidos.   Leemos juntos Atadi CP

En 2015 el CPEPA «Isabel de Segura» realizó el cotometraje-documental  «Los lectores»

La biblioteca escolar deL CPEPA «Isabel de Segura», de Teruel

2 pensamientos en “La biblioteca escolar deL CPEPA «Isabel de Segura», de Teruel

  • 14 enero, 2017 a las 4:05 pm
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    me encanta el artículo que has escrito y lo bien que resume todas las emociones que hemos podido vivir gracias a la lectura.

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